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Cómo mejorar las condiciones de una ejecución hipotecaria

Dejas de pagar las cuotas de la hipoteca, te enfrentas a una ejecución hipotecaria, recibes directamente las notificaciones del Juzgado mientras que la comunicación con el banco brilla por su ausencia, y te encuentras con que, además de perder la vivienda, te dicen que todavía tienes que pagar al banco más de 40.000 euros. Hoy te contamos el caso de Felipe Ponce y cómo consiguió encontrar una solución para poder salir lo mejor parado posible en esta situación.

Hipotecas con nombres y apellidos: El caso de Felipe Ponce

caso real de ejecución hipotecaria

Felipe Ponce

Felipe era copropietario de una vivienda junto a su ex pareja y su ex cuñado. Como tantas personas, en su día pensaron que era una buena idea “invertir” en un inmueble para el día de mañana. No eran millonarios, ni mucho menos, trabajadores de clase media como la mayoría.

Aquello fue en 2005 y durante casi diez años las cuotas del préstamo se estuvieron pagando religiosamente. Sin embargo, pasaron los años y los problemas aparecieron. Felipe se separó de su pareja y, en medio de esta situación, las cuotas de la hipoteca se fueron acumulando.

Felipe, ante todo, destaca y lamenta la “poca transparencia” del banco: “Pese a que nos conocían personalmente no hubo ninguna comunicación por su parte y nos fuimos enterando de cómo estaba la situación directamente por las notificaciones del Juzgado”.

De la misma forma, sin previo aviso, “nos embargaron una parte de las nóminas a los tres copropietarios de la vivienda, a cada uno una cantidad en función de sus ingresos, y en mi caso me embargaron además 1.000 euros que tenía en mi cartilla de ahorros”, cuenta Felipe.

¿Pierdo la vivienda y además tengo que pagar 40.000 euros?

El problema no terminó ni mucho menos con la pérdida de la vivienda y el embargo de las nóminas y de la cartilla de ahorros. Como resultado de la ejecución hipotecaria, el banco reclamaba a Felipe y a los otros dos copropietarios de la vivienda un importe de más de 40.000 para poder dar por saldada la deuda, en concepto de intereses de demora y otras cláusulas previstas en la responsabilidad patrimonial. Sí, más de 40.000 euros tras perder la vivienda.

De haberse quedado con esta resolución y con lo primero que le dijo el banco, Felipe no podría haber podido saldar su deuda hasta haber pagado esta cantidad. Es decir, que tras perder la vivienda que llevaba pagando durante casi diez años, hubiera seguido estando hipotecado. Sin embargo, no se quedó conforme y decidió buscar una solución. Fue entonces cuando el caso de Felipe llegó a nuestras manos, en DTH, para intentar negociar una mejor salida.

Otra solución es posible tras una ejecución hipotecaria

“Un conocido me recomendó los servicios de ABFinancial y, como era consciente de que tenía que dejar este tema en manos de alguien que supiera más que yo sobre el tema, no lo dudé. No tenía nada que perder y sí mucho ganar. Y tengo que decir que estoy muy satisfecho con el trabajo que han hecho, porque me han evitado un gran problema, y además todo ha sido muy rápido”.

Revisando la hipoteca de la vivienda ejecutada, cláusula por cláusula, el resultado fue que pudimos renegociar las condiciones, de forma que esa deuda de 40.000 euros que el banco reclamaba se quedó finalmente en 7.500 euros, a pagar entre los tres copropietarios.

“La deuda ya está saldada, de forma que ya estoy libre del problema, y la procuradora también ha solicitado oficialmente la devolución de los 1.000 euros que me embargaron de la cartilla de ahorros, así que no puedo más que estar agradecido porque al menos ya puedo respirar tranquilo. He perdido la vivienda después de haber estado pagando tantos años pero de tener que pagar 7.500 euros frente a los 40.000 que el banco nos exigía, sin duda es un mal menor”, destaca Felipe.

La situación de Felipe Ponce no es ni mucho menos un caso aislado. Recuerda que siempre tienes la opción de luchar por tus derechos para intentar conseguir una hipoteca más justa y que, aún en el caso de una ejecución hipotecaria, no tienes que quedarte con lo primero que te digan. El banco mira por sus intereses, tú debes mirar los tuyos, y la clave de todo pasa por conocer tu hipoteca, con toda su letra pequeña, para poder saber cuáles son tus opciones.

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